martes, 24 de junio de 2008

¿PORSCHE O MERCEDES?

Como trabajo en el sector servicios y de cara al público, conozco a muchísima gente muy diferente y mantengo conversaciones de todo tipo cada día, algunas más surrealistas que otras. Ayer empecé el día visitando a un cliente de la empresa que está sumido en la crisis fantasma que NO está ocurriendo. Tiene una inmobiliaria y se ve obligado a cerrar uno de sus dos locales. Pero para seguir contando esto, primero los antecedentes:

Cuando ocurrió el reciente boom de la construcción, este hombre se hizo de oro. Vendió pisos con precios hinchados, compró en negro, cobró comisiones de constructoras, contrató y echó gente según conveniencia y demás prácticas habituales en su sector. Cuando lo conocí tuve que hacer con él un trayecto de diez minutos en el que casi nos matamos varias veces, porque tenía que sacarle el máximo posible de rugido al Porsche nuevecito en el que íbamos, con la música a toda leche, por cierto. Además, me informó de que también tenía un Mercedes Compressor. Por supuesto, la última Blackberry, reloj de lujo y todo el equipo del Nuevo Rico Revenido.

Ayer estaba con las orejas gachas, y me contaba sus penas como si yo fuese a simpatizar con él. Que si me veo obligado a renunciar a uno de mis coches. Que si había comprado dos edificios (para especular, claro) y ahora toca malvenderlos. Que va a tener que acelerar su mudanza a la villa a todo trapo y vender su segundo piso a menos de lo que pensaba. Y yo entre tanto jugando con la llave de mi Seat Ibiza arañado (y nunca reparado) y pensando en lo irónica que es la vida. Lo peor es que encima si a este tipo de gente le va mal, lo pagaremos todos, porque ellos son los que contratan, los que mueven la pasta y los que firman nóminas o despidos. Si no fuese así, que su desgracia no fuese también la nuestra, me habría encantado reírme en su cara y contarle la fábula de la Cigarra y la Hormiga, pero no está el horno para bollos; ahora todos estos gilipollas andan por las esquinas llorando, que lo entiendo tras la racha de pasta fácil porque volver a la realidad es muy duro, pero lo que me repatea es que encima pretenden que nosotros, los que pagamos esos pisos a precio de oro y nos hipotecamos pidiéndole al banco que por favor fuese bueno y nos dejase endeudarnos la mitad de nuestra vida, les compadezcamos a ellos. Hay que joderse.

No hay comentarios: