martes, 26 de agosto de 2008

LIBROS 2008 - 2º CUATRIMESTRE

Bien, va avanzando el año y la lista de libros aumenta, claro. Ya listé en mayo lo que había caído en los primeros cuatro meses del año en esta entrada. En el segundo cuatrimestre, a día 1 de agosto, me había leído lo siguiente:

18. The Curious Incident of the Dog in the Night-time, de Mark Haddon
19. Fever pitch (Fiebre en las gradas), de Nick Hornby
20. Burning Bright (El maestro de la inocencia) de Tracy Chevalier
21. Dearly Devoted Dexter, de Jeff Lindsay
22. The Pillars of the Earth (Los Pilares de la Tierra), de Ken Follett (R)
23. Hannibal, de Thomas Harris
25. Sound bites, de Alex Kapranos
26. Burning Chrome (relatos: Mercado de Invierno y Johnny Mnemonic), de Gibson
27. Atonement, de Ian McEwan
28. The Picture of Dorian Gray (El retrato de Dorian Gray), de Oscar Wilde (R)
29. Lord Arthur Saville's crime (El crimen de Lord Arturo Saville), de Oscar Wilde
30. Dernier inventaire avant liquidation (Ultimo inventario antes de la liquidación), de Frédéric Beigbeder (R)
31. The Canterville Ghost (El fantasma de Canterville), de Oscar Wilde (R)

La cantidad es menor, y mirando en retrospectiva veo que hay muchísimas más relecturas, 4 frente a 2 (los marcados con una "R"), con lo que la conclusión es que a mediados de año me vuelvo mucho más vaga y acudo a referencias antiguas, además de que hay menos libros en total (13 frente a 17). Claro que entre esta segunda lista hay auténticos ladrillos como el pésimo Burning Bright, de la autora de La joven de la perla, que es el texto más infumable que ha caído en mis manos desde que fui por última vez a la peluquería y hojeé las revistas del corazón. Evitadlo como a una plaga, los pocos que pasáis por aquí estáis avisados.

Me gusta ver en retrospectiva cómo he saltado de uno a otro, solapando las lecturas en ocasiones, guiándome por recomendaciones en otras (gracias, bleuge... tres nada menos), y recordando estados de ánimo cuando acabé éste o aquél. Es la primera vez en mi vida que hago un listado de libros así, y me parece divertido, con lo que trataré de mantener la costumbre para poder mirar atrás cuando vaya pasando el tiempo.

Trataré de comentar algunos de ellos por separado y con más detalle.

miércoles, 13 de agosto de 2008

DOPING SÍ, GRACIAS

A raíz de los Juegos Olímpicos, de los truquillos de los chinos para lucirse en la ceremonia de apertura (¿pero a alguien le sorprende? a mí sólo me sorprende que lo hayan reconocido), y los varios casos de doping que han surgido, llevo días oyendo en tertulias de cafetería cómo la gente despotrica del tema del doping.

Siempre que aparece el debate de marras recuerdo lo que hace un par de años oí exponer a un amigo mío (que conocía de primera mano el mundo de la competición deportiva, por cierto), que me pareció un punto de vista muy original y no del todo descabellado si se piensa bien. Mi amigo decía:

- ¿Doping? claro que sí. Que se dopen, y que se dopen sin mesura, ya puestos. ¿O es que alguien se cree que los que dan negativo es porque no toman más que cereales con leche en el desayuno? Todos y cada uno de los atletas de élite recurren a algún tipo de sustancia, truco (recordemos lo de sacar,oxigenar y reintroducir la sangre) o sistema que se podría considerar doping, solo que se paran en el límite establecido o se las apañan para que al llegar la hora de la verdad no queden trazas; pero la competición profesional va unida por definición a lo que la mayoría consideran doping.

Y continuaba:

- Así que, ¿por qué ser tan hipócritas? No finjamos que queremos atletas sanos como manzanas que se quedarían año tras año en las mismas marcas. La gente quiere espectáculo en los Juegos; queremos que se pulvericen récords; queremos ver proezas de superhombres o de superhéroes de cómic -aquí daba una palmada en la mesa-. Esa misma gente que quiere que Olimpiada tras Olimpiada se vea más show son los que se escandalizan cuando alguno da positivo. Doping es sólo lo que los comités han decidido que sea, porque hay sustancias químicas y medicamentos que sí están permitidos, o lo están hasta cierta dosis, etc. Así que aunque sé que nunca se va a hacer, me gustaría que algún año dejasen vía libre para que el que quiera convertirse en cobaya voluntariamente en nombre de los laureles olímpicos se atiborre a pastillas y deje dos kilómetros atrás a los demás competidores. Acabaría siendo como en Astérix y los Juegos Olímpicos...

(llegado a este punto los demás contertulios se le tiraban encima y le crucificaban con gritos de "pero no seas burro" o "¿qué dices, tío, estás loco?", pero con los años he llegado a la conclusión de que tenía razón. Nunca se hará, claro, pero sólo por guardar las formas. Y si este año han sido capaces de colocarnos a una niña china "guapa" haciendo playback, o grabar los fuegos artificiales y aplicar el fotochóp, ¿qué tendría de extraño lo otro?)