jueves, 26 de julio de 2007

BARAJAS: LA ANTESALA DEL INFIERNO

Siempre he odiado Barajas. Desde muy pequeña, cada vez que pasaba por allí yendo o viniendo de alguna parte, tenía esa sensación de inseguridad, de que nadie controlaba nada, de que tu destino estaba en manos de seres invisibles que ponían a azafatas memas a dar la cara ante el sufrido viajero.
Han pasado más de treinta años y cada vez que voy a Barajas juro que será la última si sobrevivo con los nervios aún en el cuerpo. He visto cosas que vosotros no podríais creer. He sufrido retrasos de todo tipo, cancelaciones sorpresa, insultos del personal, atracos legales en sus cafeterías, vejaciones en facturación, pisotones por los pasillos y la sensación de que en general la mala baba reina soberana. Todo el mundo se odia y es odioso, todos preferirían estar en otro lugar y sobre todo, Barajas hace de fondo abstracto a un infierno que en realidad son los otros, todos los demás: gente borde, gente que se pone en medio, gente que retrasa tu embarque.Creí que mi primer (y último) trasbordo en la T4 era lo más rocambolesco que Barajas me podía brindar, pero qué equivocada estaba. Se han superado a sí mismos. En la última prueba que tuve que superar allí para volar, gracias al invento de poner la nueva terminal a freír puñetas, y en ella situar la única comisaría de emergencia para pasaportes, vi cómo delante de mis ojos se cerraba el mostrador de facturación (ante el cual ya había estado suplicando dos horas antes) y mi vuelo se iba, obligándome a comprar otro a precio de Orient Express porque atención, si tienes un billete de ida y vuelta y pierdes la ida (aunque la hayas pagado religiosamente) DEBES comprar un billete alternativo o también perderás la vuelta. ¿No es alucinante? Esto significa que encima de que no vuelas habiendo pagado el billete, la compañía tiene garantizado venderte otro, porque si no pierdes el segundo y se lo colocan a otro primo. Es así. Algo que en otro ramo sería impensable: imagínate, compras dos películas, decides que la primera no la vas a ver y si no compras una tercera ¡te quitan la segunda! Delirante, pero cierto. Es como el overbooking, algo impensable en otro negocio que no sea la aeronáutica: supongamos que voy a unos grandes almacenes y quiero un sofá. Lo pago y quedan en enviármelo. Cuando llega el día de recibirlo, me dicen que han vendido el mismo sofá a tres personas más por si no lo querías (a pesar de haberlo pagado por adelantado) y que en su lugar me envían otro de otro color y un día más tarde... Impensable, ¿no? Pues esto es el pan nuestro de cada día con las compañías aéreas que todos sabemos.
En fin, que aunque prácticamente trabajo para viajar (tras pagar la hipoteca y demás básicos) cada vez me da más pereza coger un avión.

lunes, 23 de julio de 2007

HOW MUMBO-JUMBO CONQUERED THE WORLD

How Mumbo-Jumbo Conquered The World
De Francis Wheel (inglés)

Acabo de leerme este libro, que me compré por Amazon tras leer una recomendación de Nick Hornby. Me ha llevado un par de semanas, bastante más que la media de libros que leo, pero ha resultado ser un poco más denso de lo que parecía al principio.
“Mumbo-Jumbo” es una expresión que se define com: “un lenguaje o ritual que causa, o trata de causar, confusión o distracción”. Lo que los castizos llamarían “chorrada”, vamos.
Y de eso trata exactamente: de cómo en las últimas décadas parece haberse apoderado gradualmente de la gente una estupidez colectiva, donde triunfan chorradas contra todo sentido común. Wheel se mete con el tarot, la fiebre por los extraterrestres, la defensa a ultranza de lo políticamente correcto frente a las atrocidades reales, la adoración por Lady Di que rayaba la locura colectiva tras su muerte, Wall Street, la teoría creacionista (para mí uno de los mejores capítulos es este) y mucho más. En el primer capítulo cita la frase latina “sapere aude” (atrévete a saber) y la Ilustración como movimiento racional por excelencia, frente al oscurantismo hacia el que la gente parece dirigirse.
Hay capítulos muy ligeros y divertidos y otros, como el de Wall Street y en general los de política británica, en que como no seas un experto en economía y thatcherismo (y yo, desde luego, no lo soy) un solo párrafo te sirve como somnífero rápido.
En general me ha gustado, y al final el autor ha incluido unas cuantas direcciones de Internet relacionadas con el famoso “mumbo-jumbo”, que vale la pena visitar.

domingo, 22 de julio de 2007

TODOS LOCOS

Esta es mi opinión, y yo la comparto
Hernández (o Fernández)

Como todo el mundo habrá oído estos días, ha habido una polémica en Reino Unido por el clásico Tintín en el Congo. Se ha decidido relegarlo a la zona de cómics “para adultos” (no sin antes pasar por la censura por unas escenas de crueldad con animales), porque tiene una visión racista del Congo, etc. Por otra parte, como también ha oído todo el mundo, el juez del Olmo ha ordenado secuestrar, sí, SECUESTRAR, la revista El Jueves por la portada del principito y su señora. Que si atenta al honor, que si es zafia, que si tal y cual. Como siempre, predije que la gente se iba a indignar en ambos casos, en el primero por lo ridículo de los “cargos” contra el pobre y difunto Hergé, y en la segunda porque se trata claramente de censura, así con todas las letras, esa que criticamos tanto de las dictaduras. Y como siempre, me equivoqué. No sólo he leído antiguas declaraciones de Hergé disculpándose por los errores de su primer Tintín, sino que en el segundo toda la prensa española se ha puesto de parte del juez, para mi sorpresa e indignación.

En el caso de Tintín nos hallamos una vez más ante uno de los mayores males de nuestros días, Su Majestad Lo Políticamente Correcto, que ha hecho que el mayor temor de cualquier figura pública sea el ser tachado de intolerante. Puedes robar al ciudadano, estafar a tus votantes, vivir del cuento o tirarte todo lo que se mueve y contarlo luego ante la Patiño, pero eso sí, no vayas a atreverte a parecer “intolerante” porque eso sí que no, hasta ahí podríamos llegar. De paso, entretendrás a tu público con chorradas que mañana se habrán olvidado y así desvías la atención de que la gente en general está hasta las mismísimas de todo, las hipotecas por las nubes, Europa convirtiéndose en Eurabia como vaticinó Oriana Fallaci, y la clase trabajadora de entre 25 y 50 años cada día esté más tensa. Si miráis los supuestos temas candentes del momento, de cualquier momento, veréis que todo son majaderías para evitar reconocer que el patio está muy, muy sucio. En cuanto a lo del Jueves, me parece aún más grave que lo de Tintín. Nos pasamos el día burlándonos de la ingenuidad de los yanquis con su supuesta libertad de expresión y fardando de democracia postdictadura, y resulta que seguimos rindiendo pleitesía a una institución que realmente (nunca mejor dicho) no tiene mucha razón de ser. Y aunque se respete a esta institución, nunca se debería permitir situaciones como la actual, que es una farsa como la copa de un pino: la casa real diciendo que no ha tenido nada que ver, los periodistas más curtidos diciendo que apoyan la libertad de expresión pero que el honor es el honor (hoy en día esta palabra tan bonita de nuestro idioma se ha convertido en arcaica, o da risa, sobre todo cuando la usan el Lecquio y sus semejantes), y el dibujante aún recuperándose de la sorpresa viendo que le pueden caer dos años de cárcel. Esto nos trae a todos a la memoria varios casos de criminales de los de verdad que andan por ahí de rositas, que cada cual rellene la línea de puntos. En fin, que no quiero ser agorera, pero estas dos noticias son mucho más significativas de lo que parece.

Cuando la semana que viene se haya pasado a otra cosa mariposa, se nos olvidará y estaremos hablando de la chorrada de turno del alcalde, de la prole de la famosa del momento o de algún deporte y el glorioso papel de España en el mismo. Pero pienso que este es el principio de un proceso de censura pura y dura en la que acabaremos como los borregos que ya casi somos, viendo lo que quieran que veamos y lo que es peor, alegrándonos de que papá Gobierno nos evite la molestia de pensar por nosotros mismos qué está bien y qué no, qué es una coña marinera y qué es un atentado contra el honor.

jueves, 19 de julio de 2007

LA BALAUSTRADA DE ESCAYOLA

Vivo en un lugar que no es en el que nací, y quizá por eso me llaman la atención cosas autóctonas que aquí son el pan nuestro de cada día. Entre estas cosas, la que se lleva la palma en fealdad es el culto obsesivo a la balaustrada. No tengo nada en contra de las balaustradas en los palacios italianos antiguos, o en hoteles de Monaco, etc., porque son parte del paisaje, prácticamente se han inventado allí y es lo que uno espera ver, pero no acabo de entender cómo llegaron aquí y sobre todo, porqué agarraron con tanta fuerza (lo único que las iguala en faatismo local hacia un elemento foráneo son los mariachis, pero eso da para otro día). Están por todas partes, ya peguen con el edificio o no. El último ejemplo es el de la foto, tomada nada menos que en un edificio de oficinas de un polígono industrial local. Como veréis, es tan feo que hata es hermoso, de puro kitsch. Estoy deseando ver qué hacen con él en Navidad, porque está pidiendo a gritos uno de esos Papá Noeles (o ya puestos, Santa Claus) que nos invadieron el año pasado. Ya lo veremos. En cualquier caso, desde aquí pido (al vacío, claro) que cese esta fiebre de poner en cada edificio tinerfeño este elemento, capaz de afear hasta la arquitectura más bonita.