viernes, 28 de marzo de 2008

LIBROS 2008: UN DIA DE COLERA

El primer libro de este año lo recibí en Reyes. De todos los que trajeron Sus Majestades (Santa Claus jamás), el que más ganas tenía de leer era el último de Pérez-Reverte. Como este año es el bicentenario de la Guerra de Independencia, veremos por todas partes libros, exposiciones, documentales y shows en general con esta temática, algunos mejores y otros peores. los que me conocen saben que Pérez-Reverte siempre me ha gustado muchísimo, sobre todo sus artículos; estoy enganchada al blog oficial en el que cuelgan su artículo semanal y de vez en cuando los reenvío a alguna pobre víctima. De sus novelas, algunas me han gustado mucho más que otras. Mi favorita es El Club Dumas, que es realmente un homenaje a los bibliófilos (como él mismo se declara siempre; yo me considero más bibliófaga, porque realmente leo todo lo que me cae en las manos, incluida novela de piscina).
Pero bueno, me centro en la novela o no acabo.
Un día de cólera es una crónica del dos de mayo de 1808, el día en que el pueblo de Madrid se levantó en armas contra el ejército francés de Napoleón, que ya estaba "ocupando" España, "sin haber pegado un tiro". El pueblo español los veía pasearse con chulería por las calles de Madrid; y cuando se rumoreó que Napoleón quería llevarse al Infante fuera de la capital, estalló el día de cólera: los españoles se abalanzaron como la marabunta furiosa sobre todo lo que oliese a francés, y les pillaron desprevenidos, claro; para cuando reaccionaron unas pocas horas después, tras varias bajas, las represalias estuvieron a la altura del ataque, solo que el pueblo atacante eran básicamente trabajadores de clase baja y los atacados el ejército más poderoso del momento.
Empezamos de madrugada del día dos y terminamos amaneciendo el día tres de mayo, tras los fusilamientos, con detallada crónica de lo que ocurre, linealmente y con precisión de relojero.
El libro se lee de un tirón (me lo terminé en dos días) porque es muy dinámico, todo sucede en menos de 24 horas, y en todo momento se tiene una sensación de realismo logradísima, ya que el autor se ha documentado durante años y se nota. Se citan muchísimos nombres, todos de personajes reales; y los escenarios, para alguien que conozca Madrid, son totalmente reconocibles (para el que no conozca la ciudad, se incluye un plano en la solapa del libro de cómo era Madrid en 1808). Por lo que ha dicho en entrevistas varias, ha tratado de ser bastante objetivo, y desde luego no da ninguna sensación de maniqueísmo; los del pueblo llano caen como moscas y en ocasiones sus muertes conmueven, pero a la vez vemos que entre tanto patriota reina la ceguera monárquica, cuando los franceses hubiesen traído una nueva era de razonamiento y cultura (esto lo dice cada vez que puede el autor en las entrevistas, pero aun así seguro que le cae el sanbenito de partidista y subjetivo; con este hombre hay gente que tiene unas ideas preconcebidas que ya no debería ni molestarse en desmentir, una pérdida de tiempo); también queda muy claro que los españoles de clase alta, militares y civiles, procuran quitarse de enmedio, pero también hay héroes entre ellos; etc.
Para cuando llegas al final de la novela, al borde de la histeria y con cierta gana de coger una maceta y tirársela al primer francés que pase, la cierras con una mezcla de nerviosismo, indignación, cabreo y tristeza, que supongo que era lo que quería el autor. Aun conociendo de antemano lo que ocurrió, te tiene en vilo. Salvando las distancia me recuerda a la sensación que me da ver La Gran Evasión, donde cada vez crees en tu fuero interno que el pobre Steve McQueen lo va a lograr esta vez. Aquí pasa igual, sabes que los gabachos se van a pulir a todo insurrecto que pillen, y a algunos que pasaban por allí de paso también, pero sigues leyendo con esperanza de que salga bien. La magia de las novelas.
Además he vivido muchos años en Madrid y según leía me daban ganas de volver a recorrer muchas de las calles que se citan, y a visitar el Prado y sus cuadros de Goya sobre este tema (cosa que mejor dejo para un año no tan señalado, para huir de los memos que de costumbre irán a hacer cola por lo que pudieron ver tranquilamente en años pasados).

En resumen: totalmente recomendable para si te gusta Reverte, de la novela histórica y de los conocedores de Madrid.

Lo mejor: Don Arturo sabe cómo agarrar al lector desde el principio y no soltarlo, como siempre.

Lo peor: poca cosa, quizá que si no se conoce Madrid, la cantidad de lugares descritos pueden volver al lector loco. Eso sí, con el libro se incluye un plano a tamaño generoso del Madrid antiguo.

Comparado con otros del autor: Me ha gustado más que otros (la Carta Esférica, por ejemplo) y desde luego se nota que este hombre se lo ha pasado bomba escribiéndolo, y el lector lo agradece. No es un tomazo en plan inventario.

No hay comentarios: