martes, 15 de abril de 2008

GARCÍA MÁRQUEZ Y LAS TRES VIDAS

Lo que me interesa no se me olvida nunca. En la escritura de estos textos estoy tratando de no emplear para nada mi imaginación. Cuando escribo no hago sino recordar. He ganado una gran fama de ser inventor de fábulas, cuando en realidad no he inventado nada. Al escribir mis memorias me doy cuenta de que estoy escribiendo un hecho vivido: el de mis novelas, y me doy cuenta también de que he vivido tres vidas: la vida pública, la vida privada y la vida secreta. La buena para escribir es la secreta.
Gabriel García Márquez


Alguien que conozco cita a menudo la frase de García Márquez sobre la vida pública, privada y secreta; según el escritor, todo hombre tiene derecho a una vida de cada. En realidad, todos tenemos las tres, aunque algunas personas se empeñan en que su vida privada y su vida secreta sean públicas, y otras son tan herméticas que convierten en secretas la privada y la pública; los hay que disfrazan de privada la que debería ser secreta y otros fingen tener vida secreta pero no pueden evitar contar, con lo que deja de serlo.

(por cierto, de lo privado y lo secreto trata la trilogía de Tu Rostro Mañana, de Javier Marías, que suele escribir sobre este tema en sus artículos como tema recurrente)

La primera vez que la oí pensé que la frase se usaría seguramente para justificar actos de puro egoísmo, o excusar el omitir algo que debería ser contado; pero con los años no sólo la entiendo a la perfección sino que la suscribo totalmente. Más ahora, que se oyen tanto las frases "tenemos derecho a saber...", "si no tienes nada que ocultar no te preocupará contarnos.." o "no debería contarte esto pero..."
Por supuesto que García Márquez tenía razón, aunque al paso que vamos dejará de tenerla porque mucha gente ya no entiende que hay que tener secretos, que no tiene nada de malo guardarse algo de vez en cuando, tanto si es un secreto feliz como si es un secreto terrible. Hay hasta programas de la tele basados en máquinas de la verdad, y ahora llega el colmo, un concurso en el que la gente se apunta a que le pregunten todo tipo de cosas, y ganan si dicen la verdad; pero claro, los avispados productores ya se encargarán de preguntar cosas que no se esperan: evidentemente al público no le interesa si es cierto que a Pepita le gusta el color azul más que el verde, sino si quiere acostarse con su cuñado, o si odia en secreto a todas las demás chicas de su trabajo (al que tendrá que volver al día siguiente).

Decía que la vida que servía para escribir era la secreta, pero claro, en su caso la vida secreta era interesante... a diferencia de tantas otras, que quizá deberían limitarse a las vidas pública y privada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las vidas secretas son intereantes. El problemas es que en la mayoría de los casos nuestra propia vida supone un secreto.